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LA EXTRAÑA FASCINACIÓN DE LOS CHILENOS
POR RENDIR CULTO A CRIMINALES FAMOSOS
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Un homenaje a María del Pilar Pérez a través de las redes sociales revivió
la incomprensible afición por venerar a peligrosos asesinos.
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Lo que surgió como una broma, rápidamente adquirió otro cariz cuando un estudiante de Derecho creó un grupo de Facebook para rendirle honor a María del Pilar Pérez, condenada a 60 años de cárcel por contratar a un sicario para matar a tres personas, incluido su ex esposo.
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Y es que la asociación virtual no sólo sumó detractores, sino también algunos seguidores que defendían la supuesta inocencia de la denominada "Quintrala".

"Era una broma destinada más que nada a los amigos, pero la cosa fue agarrando vuelo", explicó el responsable de la idea, Joan Montt. El grupo en honor a "La Pili" tiene nada menos que 4.750 seguidores.

El culto a criminales de alta connotación pública no es un hecho ajeno a Chile. Cuando la pena de muerte no estaba abolida y alguien era condenado al paredón de fusilamiento, su violento fin, en la creencia popular, expiaba sus pecados y el ajusticiado por lo general terminaba siendo venerado.

"Quienes condenados a la pena capital asumen la muerte con entereza, gallardía, la fe popular les rinde homenaje", explica Oreste Plath en su famoso libro " L'Animita, Hagiografía folclórica".
María Pilar Pérez, apodada “La Quintrala” en comparación con otra cruel mujer de la historia de Chile .
Más información en esta misma WEB, haciendo click en:
http://www.iiee.cl/archivos_policiales_14.html

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DUBOIS, EL CRIMINAL MÁS RECORDADO

El caso más conocido es del asesino en serie de Valparaíso Emile Dubois, un inmigrante francés de tendencia anarquista que llegó al puerto con la fama de aventurero: trabajó como minero en Bolivia y fue guerrillero en Colombia.

En el país alcanzó notoriedad por cuatro asesinatos a prestamistas de ascendencia extranjera. Los justificó diciendo que sus crímenes no eran contra chilenos y que con ellos buscaba "justicia social". El 26 de marzo de 1907 fue fusilado en la cárcel y de inmediato se creó una leyenda.

Hasta hoy su animita en el cementerio de Playa Ancha en Valparaíso recibe muchísimas visitas de quienes llegan a pedirle todo tipo de favores y milagros.

MÁS INFORMACION EN : http://www.iiee.cl/archivos_policiales_10.html

EL CHACAL DE NAHUELTORO: DE ANALFABETO A UNA SORPRENDENTE REHABILITACION

En la misma línea se encuentra el "Chacal de Nahueltoro" (Jorge del Carmen Valenzuela). Alcohólico y analfabeto, la tarde del 20 de agosto de 1960, mató a su conviviente y a los 5 hijos de ésta porque la mujer no pudo cobrar una pensión de viudez.

Como no tenía dinero para seguir bebiendo, se enfureció, hiriendo a la mujer con una guadaña y ahorcando a los niños con sus propias manos.

En los 32 meses que pasó en la cárcel, el "Chacal" aprendió a leer, a hacer guitarras y pidió perdón por sus crímenes. Dijo que lo había hecho porque nunca había recibido educación. Su caso generó una fuerte controversia por el contrasentido de rehabilitar a un criminal que de todas formas iba a recibir la pena capital.

El indulto nunca llegó, pero nadie se olvidó de la historia del "Chacal", que hoy es un verdadero atractivo turístico. Cada 1 de noviembre (Día de Todos los Santos) se realizan romerías en su tumba en el cementerio de San Carlos, Octava Región.

http://www.iiee.cl/archivos_policiales_6.html

Una devoción parecida es la que existe en el Cementerio General por las tumbas de Francisco Cuadra (43) y Luis Osorio (30), acusados de matar, junto a otros delincuentes, a dos ancianas millonarias y a su asesora del hogar, ultimándolas a golpes y con un arma de fuego (1964).

Otro caso que se mantiene fresco en la memoria es el del delincuente Mario Lecaros, quien se suicidó cortándose las venas, en septiembre de 2007, mientras era buscado por la policía como el único sospechoso de asesinar al empresario Mauricio Saba.
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El antisocial, de nutrido prontuario, había agendado un cita con el dueño de Montaña Sport para venderle una moto. En vez de eso lo mató para robarle los cuatro millones y medios de pesos que cerrarían el negocio. En vida, Lecaros mandó a construir un santuario, con flores, asientos de madera y cemento, y una cruz de madera de más de dos metros con vista al río Mataquito y al pueblo de Hualañé.

Tras su muerte, mucha gente va a ese lugar a rendirle honores. Porque aunque no tiene acceso para autos, las visitantes llegan con flores, fotos y hasta motos todoterreno de juguete, para recordar la afición de Lecaros por estos vehículos.

El santuario que Mario Lecaros mandó a construir mientras estaba aún con vida en Hualañé (VII Región)
Foto: Elisa Verdejo El Mercurio
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A estos criminales "el pueblo les reconoce ciertas facultades milagrosas", señala el sociólogo especialista en sectas, Humberto Lagos. Pero no todos se ganan el fervor popular. Una tumba que yace en el completo abandono en el Cementerio Metropolitano es la del violador y asesino en serie, Roberto Martínez Vásquez, alias el "Tila" de quien haremos un resumen de su vida delictual a continuación:
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EL TILA
CANÍBAL, CARNICERO, SÁDICO.
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Nombre: Roberto Martínez Vázquez

Sobrenombre: El Psicópata de La Dehesa, El Tila, El Caníbal de La Dehesa

Fecha de nacimiento: 1976

Lugar de los asesinatos: La Dehesa, Santiago de Chile

País: Chile

Fecha de los asesinatos: 2001-2002

No. de Victimas: +6 asesinatos

Tipo de victimas: Mujeres y algunos hombres

Tipo de Asesino: Caníbal, Carnicero, Sádico,

Modus Operandi: Atacaba a mujeres y parejas, violaba, mutilaba
y a veces prendía fuego a sus víctimas, además de matar a algunos indigentes.

Captura y condena: Arrestado el 13 de Junio de 2003.

Informe final: Se suicido en prisión el 14 de Diciembre de 2002.
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DE NIÑO AGREDIDO A VIOLADOR EN SERIE

Roberto Martínez pasó gran parte de su vida entre los centros de readaptación de menores, su población y la cárcel.

En su casa, ubicada en la José María Caro, y con apenas tres años, sus tíos travestis lo dejaban amarrado cuando iban a trabajar. "Uno vez lloró tanto que un vecino tuvo que soltar sus amarras", recordó un vecino.

A los cuatro años fue retenido por vagancia, época en que ya había heredado el apodo de su madre, "El Tila". Allí comenzaría su ascendente carrera delictual, matizada con el compulsivo consumo de drogas.

Tras una prolongada estada en Valdivia, en noviembre de 1990, a los 14 años, Martínez y otros dos jóvenes asaltaron y violaron a una joven alemana en un departamento de calle Merced. En su breve paso por la cárcel se destacó por sus dotes artísticas.

BREVE RESUMEN DE SU HISTORIAL DELICTIVO


En marzo del '94, en compañía de otros sujetos, "El Tila" entró a la casa de un ex gerente de “El Mercurio” en Lo Curro. Apuñaló en el cuello al ejecutivo.

Martínez Vásquez, fue apresado en julio del año 2002, luego de ser acusado del asesinato de Maciel Zúñiga, de 15 años, cuyo cadáver fue mutilado e incinerado en un tambor en las cercanías de un vía ferroviaria, ubicada en la comuna de Pedro Aguirre Cerda.

8 de mayo de 2002. Tras su detención, admitió haber sido el autor del crimen de la adolescente, a quien asesinó para luego descuartizar su cuerpo, devorar parte de sus entrañas y quemar el cadáver.

Población José María Caro. Crimen de Maciel Zúñiga. Roberto Martínez confesó ante el juez Carrillo el 17 de septiembre de este año todos los pormenores del estremecedor crimen de la joven drogadicta de 16 años, a quien asesinó por haberse practicado un aborto de un hijo suyo. "Sé que matar a la Maciel fue gravísimo, pero lo que hice después fue mucho peor (...) fui caníbal. La única razón para comerme parte de la Maciel fue de rabia. Quería encontrar el feto, quería comerme el útero".

Camino El Huinganal, miércoles 5 de junio de 2002: "Salí de mi casa y me compré 10 mil pesos en pasta base. Además me habían dado un frasquito de éter... tomé una micro".

Esa noche, en el departamento escogido por Martínez para asaltar estaban presentes una madre, su hija adolescente, un niño de nueve años y una empleada. "El movía la pistola, me dijo, vamos para la pieza, tu “sabís” lo que viene ahora", recordó una de sus víctimas. "Me persiguió y comenzó a hacerme los tajos (...) después me dijo: ' ponte ropa sexy'".

También confesó ser el autor de tres robos con violación que afectaron a propietarios de departamentos siempre ubicados en el segundo piso - de distintos sectores de la capital.

El primero de estos asaltos lo realizó el 6 de agosto de 2001, atacando a un matrimonio en un departamento de Vitacura. Tras ultrajar a la dueña de casa, robó un terno para vestirse bien. En mayo del 2002 atacó con idéntico patrón de violencia a una pareja en la calle Rosal de Santiago Centro. Finalmente, los primeros días de junio de ese año, robó a una familia de La Dehesa, violando a la dueña de casa y a su hija.

¿Pensó en matarlos?, le preguntó a Roberto José Martínez Vásquez, "El Tila", uno de los siquiatras designados por el juez de dedicación exclusiva, Carlos Carrillo, para practicarle un acabado perfil sicológico a mediados de octubre. "Sí, pero no quise hacerlo... se dieron las condiciones... Quizás si lo hubiera hecho, no estaría preso", respondió, recordando el brutal asalto en el que mantuvo secuestrada durante 12 horas a una familia completa en La Dehesa. A continuación parte del relato de las confesiones de "El Tila" de los ataques de Vitacura, calle Rosal, y La Dehesa, el homicidio de Maciel Zúñiga y el testimonio de sus víctimas.

6 de agosto de 2001.
Calle Bartolomé de las Casas 1751, departamento 12, Vitacura. En esta ocasión Martínez Vásquez atacó a un matrimonio chileno-argentino que dormía en su dormitorio. "En ese tiempo trabajaba vendiendo “La Segunda” en Rodrigo de Araya con Bilbao y luego en Camino El Inca. La primera idea que tuve fue sustraer un vehículo, pero no para venderlo ni nada de eso, sino que con la idea de chocarlo, de hacer una carrera en la Kennedy para sentir desahogo. Quería quitarme la vida (...) Subí escalando, fue muy fácil por las rejas de protección (...) pensaba que el departamento estaba solo. Ya estaba como relajado cuando se me ocurre abrir la puerta de un dormitorio con la tranquilidad de que no había nadie".

Las víctimas de Martínez Vásquez en esa oportunidad recuerdan una versión muy diferente. "Alrededor de las 21.30 horas decidimos apagar las luces y el televisor y acomodarnos para dormir. En ese momento un hombre se tira a nuestra cama encima de los dos. Tiró el cordón del teléfono y ató a mi esposo (...) le pidió que no me hiciera nada, pero éste se acerca y le pone un cuchillo en el cuello y le dice que coopere o si no se podría desangrar (...) me pide que me ponga ropa interior y me obliga a ir al baño. Lo único que me dice es que si no fuera por eso, él nunca me habría conocido".

16 de mayo 2002 Calle Rosal, Santiago. "El Tila" ataca a una pareja de pololos. "Me encontraba con mi pareja. En un momento le comenté que había mucho viento y fui hasta el baño", recuerda la joven atacada en esa oportunidad. Roberto Martínez relata que "de pronto apareció una mujer gritando, estaba como histérica (...) de pronto, al violentarme, siento que mi cuerpo se endurece". Su víctima, sin embargo, dijo: "En un momento dado se acercó a mí, hablándome en voz baja, diciéndome que cooperara o más se iba a demorar. Mientras me tocaba, pasaba el arma por mis brazos".

El 14 de diciembre del 2002, " El Tila" se suicidó tras ahorcarse al interior de su celda del módulo Alfa en el Penal de Colina. Poco tiempo después, el magistrado del Trigésimo Primer Juzgado del Crimen de Santiago, Carlos Carrillo, sobreseyó los procesos en que estaba acusado Roberto Martínez Vásquez.

Un día después de terminar de escribir su autobiografía y de anunciarles a sus abogados y confesores espirituales su decisión de auto eliminarse, Roberto José Martínez Vásquez, "el sicópata de La Dehesa", acabó sus días colgándose de los barrotes de la ventana de su celda de máxima seguridad en el módulo Alfa del penal Colina II. Para ello usó el cable de la máquina de escribir eléctrica que le había regalado el juez Carlos Carrillo, quien lo había sometido a proceso por sus crímenes.

Con la muerte de "El Tila" resulta inminente el sobreseimiento definitivo de todos los procesos seguidos en su contra: robo con violación, secuestro calificado, homicidio calificado, homicidio frustrado y lesiones graves. Martínez, de 26 años, se convirtió en el delincuente más buscado por la policía al descubrirse que se trataba del atacante serial que estaba detrás de tres brutales asaltos con violación en Vitacura, calle Rosal y un condominio de departamentos en Camino el Huinganal, en La Dehesa.

Para lograr su anunciado objetivo de quitarse la vida, "El Tila" aprovechó un corte de luz que afectó al penal donde estaba confinado en espera de recibir su condena en las próximas semanas.

Montanares admitió que Gendarmería manejaba la posibilidad de que "El Tila" quería suicidarse. En septiembre protagonizó dos frustrados intentos para auto eliminarse colgándose al interior de un carro celular y de su celda.

"Se tomaron todas las medidas humanas y técnicas para evitarlo", aseguró el oficial penitenciario.

Montanares agregó que debido al corte de luz, se tuvo que reforzar la vigilancia perimetral y efectuar rondas en las celdas de aislamiento dispuestas en el módulo Alfa. En este procedimiento, según señaló, se chequeó en cuatro oportunidades la celda de Martínez Vásquez. La última, en la cual se constató que "El Tila" contestaba el llamado de sus custodios, tuvo lugar a las 23.50. Sin embargo, cinco minutos después, ante una nueva revisión, "El sicópata de La Dehesa", no contestó al llamado de los gendarmes. Se dio aviso a la guardia interna que hizo ingreso a la celda, aún sin luz. Sólo entonces los centinelas se percataron, a la luz de sus linternas, que el reo se había ahorcado colgándose por el cuello con el cordón de su máquina de escribir eléctrica desde uno de los barrotes de la celda que ocupaba. Martínez vestía sólo una polera y calzoncillos. Toda la secuencia quedó grabada en el circuito cerrado de televisión del penal y registrada por la cámara ubicada dentro de la celda.

La grabación, puesta a disposición del magistrado Carrillo, quien se constituyó en el penal para verificar en terreno la muerte, muestra sólo la penumbra que aprovechó "El Tila" para suicidarse y registra el momento en el que las luces de las linternas de los gendarmes alumbran el cadáver suspendido en el aire.

Respecto de la aparentemente tardía intervención del personal penitenciario, Montanares aseguró que resultaba extremadamente peligroso ingresar a oscuras a la celda de un reo de alta peligrosidad como Martínez Vásquez. Aclaró que los sistemas de iluminación de emergencia del penal funcionaron, aunque sólo abarcaban el sector perimetral del recinto carcelario y algunas zonas de uso colectivo de los reos.

Según fuentes cercanas al caso, Roberto Martínez dejó, además de su libro -un conjunto desordenado de papeles escritos a máquina- más de 20 cartas, dirigidas a algunas de las parejas que tuvo, a los abogados querellantes, al juez y a su defensor, Carlos Quezada. Fueron infructuosos los esfuerzos por ubicar a los abogados que presentaron acciones legales en su contra, Juan Pablo Hermosilla, en representación de la familia atacada en Huinganal, y Héctor Musso, del Ministerio del Interior.

Llamó particularmente la atención una de las misivas en la que señala: "No pido perdón porque sé que lo que hice es imperdonable (...) admito que soy un resentido social". Aún así, según las fuentes, en sus misivas demuestra lo que parece ser un profundo arrepentimiento.

Martínez dejó varios dibujos a mano alzada que muestran fetos y representan los dos abortos a los que se sometieron sus ex parejas, entre ellas la propia Maciel Zúñiga. En uno de los bocetos se muestra a sí mismo con el índice estirado intentando alcanzar el dedo de un bebé que lo mira.

Su abogado, Carlos Quezada, señaló ayer que "no tiene sentido endosar lo sucedido a Gendarmería. Todos sabían que era un riesgo que podía pasar. La única forma de evitarlo hubiese sido tener un gendarme las 24 horas del día en la celda de Roberto, lo que es imposible".

Aún así, Quezada sostuvo que la muerte de Martínez demuestra que "fallaron todos los organismos de control social, fallamos los abogados, y Gendarmería falló en la asistencia, ya que el objetivo era mantenerlo con vida".

En tanto, ayer el capellán de Gendarmería, Nicolás Vidal, narró al periódico “La Tercera” que Martínez le había expresado su deseo de suicidarse. "Lo traté de disuadir. La vida humana tiene futuro, pero el suicidio lo corta todo", expresó el religioso.

Familiares de Martínez Vásquez que pidieron no ser identificados, anunciaron la presentación de una querella en contra de Gendarmería debido a la muerte.

Durante la tarde, el cuerpo de "El Tila" fue velado en la población José María Caro. Los vecinos amenazaron con piedras a los medios de comunicación que llegaron al lugar y bloquearon, además, los pasajes con carretones y un automóvil para impedir el acceso a la casa de la madre de Martínez.
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Aunque tuvo un masivo funeral, hoy nadie visita los restos de Roberto Martínez Vásquez, alias el ''Tila'', en el Cementerio Metropolitano.
Foto: Mauricio Palma, El Mercurio
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Fuente: Emol (8.Julio 2012)
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