Delegación fundada el 3 de Abril de 2003

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CRONICAS Y LEYENDAS DE CHILE
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EXTRAÑO ENCUENTRO
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A mediados de Octubre de 1963, acompañado del Sr. Genes Gutiérrez, que entonces era mi ayudante, actualmente desempeñándose en las oficinas de Vialidad de Traiguén y otro funcionario más del cual no recuerdo el nombre y desconozco su ubicación, hacíamos monografías de caminos, en el sector de Inspector Fernández, cercano a la Laguna Malleco , al este de la ciudad de Victoria, correspondiente a áreas de contrafuertes de la cordillera de Los Andes a 40 kilómetros.

Llevábamos más de una semana caminando, trabajando, y alojando en casas particulares. Así pasado el fundo San Gregorio en la última casa del previo, los inquilinos nos dieron alojamientos. Llegamos a esta casa a las 18,00 horas, pernoctamos y alrededor de las 06,00 horas nuevamente emprendimos el camino en dirección a la Laguna Malleco , tras informarnos de que allá había la última casa donde podríamos alojar. Nuestro trabajo era anotar las características de los terrenos que allí existían, sus bosques, accidentes de la ruta, topografías y lugares adyacentes, etc.

Como a las 10,00 horas estando el día absolutamente despejado y con el sol encontramos al lado derecho de la ruta una casa ruinosa, tipo mediagua, con palos, ramas y una puerta que estaba abierta. La rodeaban grandes árboles.

Nos acercamos con la intención de pedir agua caliente para preparar café y desayunar, a pesar que sabíamos de antemano por datos de que allí no existía casas ni era lugar poblado. No tenía cerco y había un evidente ambiente de abandono.

Nos acercamos los tres y gritamos, para llamar la atención de posibles habitantes.

Para sorpresa nuestra se asomó a la puerta una viejita de no más de un metro y veinte, muy delgada con rostro alargado, pelo negro, desgreñado, y extremadamente arrugada de piel, agudamente morena, sin llegar hacer negra, con nariz ganchuda o aguileña y larga; las orejas se las cubría el pelo suelto; sus ojos eran absolutamente azules intensos; sus ropaje lo constituía una especie de tunica o vestido largo de una sola pieza que llegaba al suelo no viéndosele los pies. Era del cuello hasta abajo no apreciándose costura ni botones con mangas anchas, siendo su color negro extremadamente brillante. Yo nunca había visto algo así, ni mis acompañantes tampoco. En esa época no existían esas clases de géneros. Y no tenía una sola arruga.

Era absolutamente liso. Daba un sonido metálico.

Le pedimos agua caliente, pero no dio respuesta. Solamente giro se desplazó hacia el interior donde estaba oscuro. No camino. El piso en el interior era de tierra y no existía claridad alguna. Esto nos sobresalto, pero no tuvimos miedo, según lo conversamos después.

Recuerdo que trate de verle los ojos, entre tantas arrugas y pelo desgreñado suelto y me parecieron azules intensos.

Nos quedamos afuera esperando. Más, no habían transcurrido ni 30 segundos cuando desde el interior también deslizándose se asomo una mujer bellísima de pelo rubio hasta la cintura, tez absolutamente blanca, ojos sumamente azules y grandes, orejas tapadas con su pelo más abajo de sus hombres, también de cara alargada más debajo de sus hombros, y estaba cubierta con una vestidura amplia color azul-rey muy brillante, sin botones y costura que le iba desde el cuello hasta el piso y no se le apreciaban los pies. Era de una sola pieza de mangas anchas, liso. Al roce producía un ruido como si fuera metálico igual al de la anciana. Rostro serio, sin gestos pero movía la cabeza y ojos observándonos. Manos blanca de dedos largos, cinco, que se le habían pasar de las mangas anchas o amplias que usaba; rostro definido… ojos nariz fina y pequeña, y mentón pero cara alargada, como ya expresé igual al de la anciana. Un metro ochenta de estatura, yo uno setenta le llegaba a su boca.

En la mano izquierda portaba una tetera pero no tradional, sino como las modernas de ahora, brillante acero inoxidable sin tizne ni muestra de que hubiera estado expuesta al fuego de leña o carbón. Vacío agua caliente en cada jarro, tres, i giro desplazándose, no caminado, hacia el interior de la rancha

Antes de retirarnos, mientras bebíamos el café la mujer rubia, también de un metro ochenta de estatura se asomó brevemente a la puerta y volvió al interior.

Estuvimos como media hora haciendo desayuno y, al terminar apareció otra vez la mujer rubia el la puerta, en ningún momento salió más afuera y nos habló en los siguientes términos, en castellano pero dificultoso, ya que se le escurría abundante saliva por la boca mientras gesticulaba…
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Que les vaya bien en su viaje, si les ocurre algo, acuérdense de mi…

Esto es más o menos literal, según lo que recuerdo.

Le dimos las gracias, la mujer volvió hacia el interior.

Con todo, estábamos extrañados, pero no con miedo.

Deseo hacer hincapié en la descripción de la tetera que portaba la mujer rubia: Era de forma, cuadrada con líneas solamente rectas, incluso el mango era rectangular. Me da la impresión de que era octogonal, no tenía tapa, solamente un hueco circular con escanciador cuadrado tamaño normal. Era de tamaño mediano. Por su contextura de acero inoxidables in manchas de tizne o de que hubiera estado expuesta al fuego o carbón, Era de suponer que sería eléctrica pero no ese lugar tan apartado, no se contaba con esa energía. Tampoco sería a pilas ya que en el año 1963 solamente había radios a pilas chicas y no se conocen teteras a pilas, solamente energía eléctrica en la ciudad de Victoria, la más próxima 40 kilómetros , La rancha tampoco tenía chimenea y no había humo en ninguna parte. Estos hechos siempre extrañados.
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Descripción de lo observado por los trabajadores
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Solamente los he narrado en parte a mi esposa e hijos y algunas amistades cercanas a nivel familiar.

En el año 1970, volví a pasar por ese lugar y no existía nada. Solamente algunas raigones de troncos. El camino ya no pasa por allí, por haber cambiado el trazado.

En el año 1985 conocí en Malalcahuello a un profesor de nombre José Córdoba que tiene abundante literatura sobre Ovnis y extraterrestres. Al conversar mi caso él me mostró un libro donde salio una descripción de personajes como los que vimos esa vez. Y el caso había ocurrido en Suiza también por los años 60. Esto es lo más extraño que ha ocurrido en mi vida.

NOTA:

Este relato es el texto recibido en nuestra redacción y no ha tenido ningún cambio en su redacción. Fue recopilado por el investigador de la IX región Raúl Gajardo Leopold y confirmado nuevamente el mes de Enero de 2014 en conversación con uno de sus protagonistas.

Sólo cabe añadir que los participantes de esta experiencia en forma privada nos expresaron que uno de ellos tuvo serios problemas posteriores para aceptar esta experiencia, incluso fue tratado en forma profesional por médicos.

Nunca más se supo de esta persona.
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