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AÑO 1969: FLOTILLA DE OVNIS EN ARICA
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UNA ESCUADRILLA DE SIETE OBJETOS VOLADORES SIGUIO DURANTE 55 MINUTOS AL JEEP EN QUE VIAJABAN DOS MILITARES DEL REGIMIENTO RANCAGUA, UN SARGENTO DE CARABINEROS Y DOS MIEMBROS DE LA DEFENSA CIVIL EN ARICA.

LA AVENTURA TUVO COMO ESCENARIO EL ALTIPLANO CHILENO.
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Cinco personas con sus pies bien puestos en la tierra protagonizaron una fantástica aventura cuando viajaban por la precordillera del altiplano chileno. Los hechos ocurrieron en agosto de 1969.

El cabo 1º Samuel Osorio Vargas y el cabo 2º Fernando Salinas Novoa del Regimiento Rancagua; el sargento de carabineros Julio Humberto Aurolo Díaz y los voluntarios de la defensa Civil Luis Guerra y Aníbal Godoy viajaron en un jeep militar desde el pueblo de Ticnamar para instalar un aparato de radio; cumplida esta misión, siguieron camino hacía Codpa, pues debían reparar un equipo de radio de la localidad de Esquiña. Hasta ese momento la expedición se había realizado sin contratiempos. Pero la normalidad se rompió súbitamente cuando el jeep sufrió un estremecimiento y la noche se iluminó como si fuera de día.

PRIMER ENCUENTRO

Es la 0,30 hora del día sábado 16 de Agosto. El jeep se ha detenido a 20 kilómetros del pueblo de Cobija. Un alto en el camino para beber café que los expedicionarios llevan en termos. La noche sin luna, no obstante es clara, sin camanchaca (*) lo que acentúa el frío reinante. El café entona a los hombres del jeep, quienes conversan animadamente. De repente el vehículo experimenta un sorpresivo estremecimiento como si dos fuerzas contrarias lo hubieran empujado hacia adelante y atrás. Paralogización de los expedicionarios, que ni siquiera experimentaron las quemaduras que les produjo el café al volcarse. Instantes después, no repuestos de la sorpresa, una sombra pasa sobre ellos oscureciendo la semidifusa claridad de las noches del altiplano. El cabo Salinas salta fuera del vehículo. Nada; todo en calma, sólo la angustiosa soledad de la inhóspita planicie. Los cuatro hombres hacen conjeturas; deciden dar una vuelta a la redonda en el jeep con los faros encendidos. Al término de la misma detienen el motor y bajan. Un pesado silencio los oprime, sienten la sensación extraña de que son vigilados. El terreno donde ahora se encuentran es una planicie sin accidentes; al fondo, los cerros en moles oscuras enmarcan el lugar en forma de semicírculo. Otean el horizonte. Aníbal Godoy es el primero en verla. Una luz intermitente que cambia de colores - azul, verde y roja – titila a la distancia. Todos la contemplan. Nuevas luces se suman a la primera, completando siete. Se mueven como si se deslizaran en forma horizontal, a una altura no superior a sesenta metros de la superficie del suelo. El espectáculo es impresionante.

MOMENTO DIFICIL

El avistamiento dura más de media hora. La comitiva vuelve al vehículo e intenta ponerse en comunicación radial mediante el equipo móvil de que esta premunido el jeep. No es posible: hay una interferencia de ruido de motores que no permite la comunicación. Las tentativas se hacen en 10, 15, 20, 40 y 80 metros en el canal privado de la Defensa Civil sin resultado alguno. Una hora antes habían estado en comunicación para dar a conocer a la central la posición del vehículo; por la altura y soledad jamás hubo problemas para entrar en contacto.

Los Ovnis que producen las luces continúan moviéndose en rapidísima sucesión, como explorando el terreno. Han transcurrido 55 minutos controlados por el comandante Luis Guerra; ahora los ovnis se elevan verticalmente y sus luces, por la distancia, apenas se distinguen. Entre los expedicionarios reina una profunda tensión nerviosa, no exenta de temor a lo desconocido. Deciden continuar viaje.

ENFRENTAMIENTO

Son las 5,00 de la madrugada. Llevan más de tres horas viajando, atrasando pampas y sorteando precipicios por donde pasa la huella precordillerana. Enfrentan el camino que va a Codpa. A mucha altura los objetos voladores han continuado evolucionando como si los persiguieran, en perfecta formación, como una escuadrilla. De repente uno de desprende a velocidad vertiginosa y llega a pocos metros del vehículo, que se ha detenido. Los hombres del jeep están simplemente aterrados. Una luz poderosísima, amarillo brillante, los ilumina cegándolos. La noción del tiempo se ha perdido, Para ellos el instante duro siglos. Todo ha pasado ahora, el objeto volador ha desaparecido. La oscuridad de la noche parece acentuarse, pero todo está en calma. No se ve objeto volador alguno, ni luces parpadeantes. Los hombres llegan a pensar en una alucinación. Pero no, lo vivido ha sido real, tan real como el estremecimiento del vehículo que causó el volcamiento del café que manchó sus ropas y que fue el comienzo de la odisea que aún les causa pavor.

EN CODPA

En el histórico pueblito de Codpa, donde estuvo Pedro de Valdivia en su expedición a Chile, el grupo en misión permaneció el día Sábado y Domingo, partiendo de regreso a Arica a las 18 horas del domingo 17 de Agosto. En esta ocasión se unió a la comitiva el sargento 2º de Carabineros y eje de retén de Codpa, Julio Humberto Aurolo Díaz, quien sería – dos horas y media más tarde – testigo del segundo encuentro con los ovnis.

A las 20,30 horas, y cuando faltaban 20 kilómetros para llegar a la carretera Panamericana, aparecieron frente al vehículo en marcha las luces intermitentes de los objetos voladores. Esta vez a una distancia estimada de 1.500 metros, pero a una altura más baja que la observada en el encuentro anterior. Evolucionaron por espacio de treinta minutos y luego se perdieron en la lejanía.
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COMO UNA PESADILLA

La historia fue narrada por cuatro de los testigos que dieron su versión al corresponsal de la Revista VEA. Al cabo 2º Fernando Salinas Novoa no fue posible entrevistarlo porque debió salir de viaje en comisión de servicio. Algunas de sus impresiones las consignamos como testimonio de la impresión que les causó el alucinante y fantástico suceso. El comandante de la Defensa Civil señalo:

“Ahora en Arica resulta fácil contarlo. Hubo momentos en que no sabíamos que hacer, sí continuar viaje a Codpa, volvernos a Arica o encerrarnos en el jeep hasta que llegará la luz del día. Mi impresión es que no son naves extraterrestres, sino objetos electrónicos teledirigidos que pertenecen a alguna potencia extranjera y que observan o buscan algo”

El cabo 1º Samuel Osorio Vargas expresó

“He leído y escuchado hablar sobre los platillos volantes, pero no imaginé nunca que me tocaría verlos en la realidad. Angustia y desesperación es lo más aproximado a lo que sentí cuando nos iluminaron en el camino. Todos nosotros experimentamos sensaciones de que se nos vigilaba”

El voluntario de la Defensa Civil Aníbal Godoy Purtz, expuso:

Asombro y paralogización. Profundo temor a lo desconocido. Enfrentamiento con algo inusitado. La noche, la soledad del altiplano y las distintas interpretaciones que dábamos a las luces fue una impresión que no olvidaré fácilmente”

El sargento 2º de Carabineros Julio Humberto Aurolo Díaz, testigo del segundo encuentro con los ovnis expresó:

Subían y bajaban verticalmente, se deslizaban en forma horizontal a velocidad pasmosa. La luz que destellaba era redonda,, no mayor de un metro de un metro de diámetro, pero sobre ésta había otra más pequeña en forma de estrella. Los observé detenidamente y aún estoy maravillado. Después del reciente viaje a la Luna por los norteamericanos la imaginación se desboca luego de presenciar lo que yo vi” (**)

El relato de los testigos fue hecho en voz entrecortada, temerosa, mientras en sus rostros se reflejaba una expresión de asombro, como sí buscaran dentro de sí mismo el convencimiento de que lo observado no fue una pesadilla.

Raúl Demaría
Corresponsal Revista VEA
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Explicación de los asteriscos

(*)
Camanchaca
Niebla espesa y baja que se aprecia en el desierto de Atacama en Chile

(**)

Recordamos a los lectores que esta experiencia ocurrió en el año 1969, concordando con la llegada del hombre a la Luna.
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NUESTRA VISION HOY EN DIA
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Han pasado nada menos que 42 años de los sucesos ocurridos a estos militares y funcionarios de Defensa Civil en estas desérticas pampas desérticas de nuestro territorio, al interior de la ciudad de Arica.

¿Qué ha ocurrido posteriormente con estas personas y sus testimonios tan precisos y limpios de toda interferencia periodística de aquellos años?

¿Un caso más perdido de la ufología chilena? ¿Viven aún los protagonistas de estos sucesos? ¿Se pueden localizar? Lógico que esperamos que estas líneas nos ofrezca esa posibilidad, todo es posible con la tecnología existente actualmente.

Pensamos sinceramente, que este testimonio preliminar, no cabe duda que puede haber mucho más detrás de todo lo reflejado en su artículo de este corresponsal de la excelente revista VEA de aquellos años. La zona en cuestión es inmensamente rica en este tipo de experiencias. Muchas de ellas no han sido nunca publicadas, otras son muy conocidas y se engloban todas dentro de unas distancias bastantes razonables de los testimonios recogidos. Nos estamos refiriendo a Caquena en el año 1979, casuística recogida por el investigador Jorge Eduardo Anfruns. En el año 1977 el conocido caso denominado del Cabo Valdés en Pampa de Lluscuma. Por otra parte, en Marzo del 2009 estando el investigador argentino Alex Chionetti filmando con una productora norteamericana en Codpa, lograron filmar un “objeto volante no identificado” que dejo perplejo a los periodistas y productores americanos, los cuales se llevaron la filmación a los EE.UU.

Existe mucho más casuística que jamás ha sido investigada y que nos aproximaría a realizar un estudio comparativo en la región aquella. La frase escrita por el corresponsal Raúl Demaría “ La noción del tiempo se ha perdido… Para ellos el instante duro siglos” nos induce a pensar que pueden existir otros pormenores de esta experiencia.

El tiempo que pasa inexorable, todo lo borra, los recuerdos son difusos e incluso traumáticos, pero en otras ocasiones nos han sorprendido las personas protagonistas de este tipo de experiencias, e incluso sus familiares más cercanos. Esperamos esta vez ocurra lo mismo, y como hemos dicho muchas veces a las personas que nos colaboran en forma escrita, “lo escrito queda” y alguna vez alguien lo leerá nuevamente y las situaciones descritas recobrarán vida, y eso es lo que realmente ha ocurrido en esta oportunidad, con estos señores que tuvieron una experiencia ufológica en plena pampa en los recónditos parajes desérticos del norte de nuestro país.
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Fuentes consultadas:

Revista VEA Nº 1578 (28.VIII.1969)
Ovnis, extraterrestres y otros en Chile (Jorge E. Anfruns)
La noche de los centinelas (Patricio Abusleme Hoffman)
Archivos de Luis Altamirano
Archivos IIEE de Chile
NOUFA (Noticia sobre Ovni filmado en Codpa) Fecha 25.III.2009)

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