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EL ENIGMA DE LAS ESFERAS DE BETZ Y BUGA |
| A lo largo de la historia moderna, ciertos objetos de apariencia artificial y origen incierto han capturado el interés de la opinión pública y de comunidades científicas. Dos de los casos más enigmáticos son la esfera de Betz, encontrada en los Estados Unidos en la década de 1970, y la denominada esfera de Buga, dada a conocer por el periodista e investigador mexicano Jaime Maussan. Ambas esferas comparten una geometría similar y han sido objeto de análisis técnicos que, lejos de aclarar su origen, han intensificado el misterio. Este informe busca exponer sus antecedentes, comparar sus características y ofrecer una reflexión general. |
Objetivos
Describir en detalle la historia y los análisis realizados en torno a la esfera de Betz y la esfera de Buga
Identificar similitudes y diferencias entre ambos objetos, considerando la información verificada disponible.
Reflexionar sobre el rol de la ciencia y la divulgación en casos que combinan tecnología, misterio y cultura popular. |
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| Historia de la Esfera de Betz
La historia de la esfera de Betz comienza en marzo de 1974, cuando la familia Betz —compuesta por Antoine, Gerri y su hijo Terry— encontró una esfera metálica mientras inspeccionaba los daños ocasionados por un incendio forestal en su propiedad, en Fort George Island, cerca de Jacksonville, Florida.
El objeto era una esfera metálica de aproximadamente 20 centímetros de diámetro, con un peso de unos 9 kilogramos, perfectamente lisa, sin marcas visibles de fabricación ni soldaduras. Al principio se pensó que era una pieza de artillería militar, pero al no presentar signos de peligro inmediato, fue llevada a casa como curiosidad. |
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Pronto comenzaron los comportamientos extraños: la esfera parecía moverse por sí sola cuando se la colocaba sobre una superficie plana, respondía a estímulos sonoros y luminosos, y en ciertas ocasiones emitía sonidos metálicos o vibraciones, como si algo se moviera en su interior. Incluso llegó a desplazarse "por voluntad propia", girando y regresando a su lugar original, lo que fue observado por varios testigos.
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La historia llamó la atención de medios como The New York Times y la televisión nacional. Posteriormente, la esfera fue examinada por científicos del Centro Naval de Guerra Aérea, ingenieros de Oceanographic Institute, e incluso por expertos de la NASA. Todos confirmaron que el objeto era real y poseía propiedades inusuales, pero no lograron determinar su origen ni su propósito. Al intentar realizar estudios más invasivos, como perforarlo o radiografiarlo con alta potencia, la familia Betz se negó, por temor a dañar el objeto .
Con el tiempo, surgieron teorías que iban desde artefacto extraterrestre hasta una simple válvula industrial. Sin embargo, ninguna explicación fue concluyente. El caso se desvaneció de los medios, aunque sigue siendo citado como uno de los objetos anómalos más interesantes del siglo XX.
Fue tal el incordio de la familia Betz y la repercusión mediática de su descubrimiento que la familia se alejó y aparto de los medios, y con ellos la esfera que, nunca más se supo dónde estaba, si había sido entregada a algún organismo investigativo, o simplemente la familia en un pacto de silencio absoluto la hizo desaparecer para siempre |
| Repercusión mediática en los años 70 en los Estados Unidos, incluyendo informes de la MUFON que también se interesó en el suceso |
Más información: NOUFA N° 81 – Abril 2021
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HISTORIA DE LA ESFERA DE BUGA
La esfera de Buga fue presentada públicamente por el periodista mexicano Jaime Maussan, conocido por su trabajo en la divulgación de fenómenos anómalos, Ovnis y piezas no identificadas. Según su equipo, la esfera fue hallada en los alrededores de Buga, Colombia. El objeto fue transportado a México, donde se sometió a análisis técnicos promovidos por Maussan y su red de colaboradores.
Se trata de un objeto metálico, perfectamente esférico. De acuerdo con los análisis difundidos en el programa Tercer Milenio , esta esfera emite señales de radiofrecuencia y presenta estructuras internas detectables mediante escáneres industriales, aunque no se ha publicado documentación técnica revisada por pares.
Uno de los aspectos más llamativos es la afirmación de que la esfera de Buga contiene inscripciones o patrones superficiales que podrían interpretarse como símbolos o grabados no convencionales. Algunos observadores señalaron la presencia de líneas curvas, relieves suaves y formas geométricas en la superficie del objeto. Aunque estas marcas no corresponden a ningún sistema de escritura conocido, se ha especulado con que podrían tener una función simbólica o técnica, incluso de origen no humano.
Maussan afirmó que algunos técnicos vinculados a la UNAM habrían participado en el análisis, aunque no existe a la fecha un documento oficial académico que respalde estas declaraciones. La falta de información técnica abierta a revisión genera escepticismo en sectores científicos, pero no ha impedido que el caso despierte interés en el ámbito ufológico y cultural.
¿Tiene la esfera de Buga jeroglíficos o inscripciones?
Uno de los elementos que más ha llamado la atención es la afirmación de que la esfera de Buga contiene inscripciones, símbolos o grabados en su superficie. Según los reportes de Tercer Milenio y sus participantes:
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- Se observan líneas suaves, curvas entrelazadas y marcas poco profundas que podrían ser intencionales.
- Algunos patrones parecen tener simetría o estructura repetitiva , lo que ha llevado a suposiciones sobre un posible lenguaje o diseño codificado.
- Estas marcas no corresponden a ningún alfabeto conocido (como jeroglíficos egipcios, runas nórdicas u otros sistemas antiguos).
- Se ha sugerido que podrían haber sido hechas mediante tecnología avanzada o impresión de precisión , ya que no presentan señales de desgaste por uso mecánico convencional.
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| Pese al interés generado, hasta ahora no se han publicado estudios ópticos, microscópicos ni comparativos concluyentes sobre estas marcas. Tampoco se ha establecido si las supuestas inscripciones son realmente artificiales o resultado de procesos físicos como presión, oxidación o formación interna del objeto. |
Conclusiones
Tanto la esfera de Betz como la esfera de Buga constituyen objetos de alto interés por sus propiedades físicas inusuales y por el misterio que rodea su origen. En ambos casos se han realizado análisis, pero sin llegar a resultados concluyentes.
La esfera de Betz fue un fenómeno más técnico y reservado, con estudios por parte de instituciones estadounidenses y una familia reacia a la exposición. En cambio, la esfera de Buga ha sido promovida activamente en medios de comunicación y redes sociales por Jaime Maussan, generando mayor alcance popular pero menor validación científica formal.
La supuesta existencia de inscripciones o marcas en la esfera de Buga añade una dimensión adicional al misterio, pero al no haber análisis formales públicos concluyentes que revelen algo extraordinario, estas observaciones aún pertenecen más al terreno especulativo que al empírico.
Ambos casos ponen en evidencia cómo lo desconocido puede encender la imaginación colectiva y al mismo tiempo desafiar los límites de la ciencia cuando el acceso a la evidencia está restringido o mediado por intereses externos. El interés perdura, no solo por lo que podrían ser, sino por lo que representan: el cruce entre ciencia, misterio y cultura popular. |
EXTRAÑAS ESFERAS EN EL MUNDO RELIGIOSO EN LA ANTIGÜEDAD |
En el año 1.600, Ventura Salimbeni pintó el cuadro “Glorificación de la Eucaristía” pero esta obra en la actualidad, es más conocida como “El Sputnik de Montalcino “.
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