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Su cuerpo estaba en perfecto estado, sus tejidos corporales denotaban detalles de una piel intacta, su pelo, su ropaje, todo estaba perfectamente conservado. (Ver más...)
 
 
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AVENTURAS Y EXPLORADORES
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FAWCETT
SU DESAPARICIÓN EN EL AMAZONAS
Por Raúl Núñez
Fotos: Archivo de EyE

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Introducción

La expedición y desaparición de Percy Fawcett en el Amazonas en el año 1925 nunca ha sido aclarada, y el enigma sigue en pie hasta nuestros días. Se han barajado todo tipo de hipótesis alrededor de su desaparición pero se sabe muy poco de su vida y qué le impuso en forma tan tenaz continuar hasta el último momento en la búsqueda de aquella Ciudad Perdida, la misteriosa Z de sus desvelos, que para algunos estudiosos puede ser la entrada a Akakor o a una civilización perdida que no quiere tener contacto con nadie del mundo exterior .


¿Encontró realmente la ciudad de sus sueños y permaneció en ella a través de los años? ¿Fue cruelmente asesinado por los indios Murcegos en la selva?.

¿Quién era realmente Fawcett?

Por de pronto debemos decir que Fawcett era una persona iniciada y mística por excelencia, alguien lo definió como "que llevaba el esoterismo en la sangre y en el alma". Su hermano Edward Douglas colaboró con Helena Blavatski en su libro famoso "La doctrina Secreta" y fue miembro fundador de la Sociedad Teosófica.
Percy Harrison Fawcett fue fundador de la Royal Geographical Society de Londres y entre sus amistades prominentes cuenta el legendario Sir. Arthur Conan Doyle. Nació en el año 1867 y en Enero de 1901 se casa, pero esto no fue impedimento para seguir su búsqueda personal, más aún entre sus muchos viajes, que le dieron una visión muy especial de la vida, aprendió topografía y también tuvo un hijo que nacería en Ceylán en 1903

Sus inquietudes lo llevaron a Bolivia cuando sólo Argentina en aquellos años tenía unas fronteras claras y en ese viaje encontró quizás ese encanto de Sudamérica que lo "enganchó" totalmente. Es así como después de la Primera Guerra Mundial terminó totalmente convencido que su vida tenía que ser en tierras sudamericanas, incluso se traslado como primer paso a Jamaica donde llevó a su familia. Estaba convencido que Gran Bretaña y toda Europa era un continente en decadencia y sin mucho que ofrecerle; en más de una ocasión lo comentó entre sus amistades logrando muchas veces una incomprensión y extrañeza entre estos.
Fotografía de Fawcett (segundo por la izquierda) en la jungla, en uno de sus anteriores viajes de estudios.
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Fawcett estaba convencido que existía una Ciudad Perdida en alguna parte del Amazonas, pero cuando su idea comenzó a tomar forma y más fuerza que nunca es cuando llegó a sus oídos la experiencia de un tal Francisco Raposo que relata que en el año 1743 tuvo acceso a una Ciudad Perdida y no registrada cuando se encontraba con sus hombres buscando las Minas perdidas de Muribeca. Fawcett tuvo la oportunidad de leer un documento revelador que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, bajo la cláusula de Sección Manuscritos, obras raras. El documento esta realizado por el Canónigo J. de la C. Barbosa quién describe con todo detalle la expedición de este señor de nombre Raposo ya que éste le envió la noticia al Virrey don Luis Peregrino de Carvalho Menezes de Athaide. No recibió respuesta del Virrey ni hay ninguna prueba que los monarcas portugueses hayan tomado alguna medida y desde entonces se perdió en el tiempo, igualmente que de Francisco Raposo nunca más se supo.

Fawcett completamente convencido que éste tal Franciso Raposo había tenido el privilegio y la suerte de encontrar la Ciudad Perdida se obsesionó de tal manera que, desde el momento mismo de tener conocimiento de este documento en el interior de su cabeza creo las raíces para una expedición definitiva que diera luz al enigma de una cuidad totalmente desconocida para el mundo civilizado de entonces. Fawcett además apoyaba sus ideas en unas figuras de cerámica y otros objetos que había recogido en su viaje por el Norte de Chile y sobretodo en una imagen de cerca de 10 pulgadas de alto que le fue entregada por Sir H. Rider Haggard, imagen que había sido encontrada en Brasil y que poseía una figura con una placa en el pecho con un gran número de caracteres. ..Más de una vez Fawcett se expresó al respecto de esta figura:

"Creo firmemente que procede de una ciudad perdida".
Fawcett sostenía que aquella figura poseía la característica de transmitir corriente eléctrica por las extremidades cada vez que se tocaba, incluso recurre para su explicación a la Ciencia de la Psicometría muy poco conocida en Occidente, la cual transmitía imágenes y mensajes a distancia, según algunos eruditos orientales de aquellos tiempos.

Entre las creencias o las convicciones de Fawcett está la existencia de una raza de gigantes que habría vivido con anterioridad en la Tierra y que habrían alcanzado unos conocimientos superiores y creado una gran civilización tecnológica. Al respecto decía:

"Tiahuanaco fue construida como Sacsaihuaman y gran parte del Cuzco por una raza que manipulaba rocas ciclópeas y que las esculpía para ajustar tan perfectamente que es imposible introducir una hoja de un cuchillo entre sus junturas. Contemplando estas ruinas no es difícil creer en la tradición que relata que fueron levantadas por gigantes".

Tomando en cuenta lo anterior, y teniendo como detonante que llegara al conocimiento de Fawcett la existencia del documento del Canónigo J. de la C. Barbosa, sus creencias y convicciones se transformaron en obsesiones y es así como decide ir a buscar esa Ciudad Perdida, que él denomina como la Letra Z., y que seguramente le daría muchas respuestas a sus inquietudes
El coronel Percy Fawcett con su grupo en el manantial del Verde. Fawcett es el más alto de los dos personajes centrales. Su grupo desapareció sin dejar rastro en el Mato Grosso.
EL DOCUMENTO N° J-12

Este documento fue el acicate que lanzó a Percy H. Fawwcett a su aventura; se puede encontrar en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro (Brasil).

Departamento "Revisión publicaciones de Obras Raras" Sección Manuscritos.

Fue publicado en la Revista del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño. Tomo I. año 1893. En el año 1987 el investigador argentino Héctor Antonio Picco lo publico casi integro en su libro "Las pruebas materiales de la Tierra Hueca" Ed. Particular. Año 1987.
El documento en sí nos habla que un tal Francisco Raposo quien partió con 18 colonos y que luego de muchas desventuras, más allá de una zona pantanosa se encontró con unas montañas dentadas. Una vez superadas estas montañas observaron unas llanuras y más allá más selva virgen. Se envió una avanzada indígena quienes regresaron diciendo haber encontrado todos los vestigios de una ciudad completamente solitaria. Aquella noche los expedicionarios de Raposo no durmieron de expectación. Al otro día la expedición entró en la ciudad.
Primeramente observaron una enorme estructura ciclópea de 3 arcos de enormes losas, similar a las de Sacsaihuamán. En lo alto del arco central se veían inscripciones gastadas por el tiempo totalmente desconocidas. Existía una calle rodeada por edificios de dos pisos, con bloques de piedras sin juntura ni mezcla, de una perfección increíble. La expedición de Raposo bajaba la calle asustada y a la vez asombrada. Llegaron a una especie de plaza donde en el centro había una columna colosal de piedra negra y sobre ella la efigie de un hombre con una mano descansando en la cadera y la otra apuntando al Norte. Obeliscos esculpidos en las esquinas de los cuatro lados de la plaza daban un aire de majestuosidad y de poderío al lugar inexplicable. En uno de esos costados se alzaba un magnifico edificio que era posiblemente un palacio. La figura de un adolescente se hallaba esculpida a la entrada principal con caracteres e inscripciones parecidas a los de la Grecia Antigua. Siguiendo la calle se observaban grietas y ruinas hundidas que daba toda la impresión de ser consecuencia de un gran terremoto de antaño. También se pudo observar una especie de monasterio con quince aposentos que se comunicaban con un vestíbulo central. Se encontró una moneda de oro. En una de las caras mostraba una efigie de un joven arrodillado y en la otra un arco, una corona, y un instrumentos desconocido.

Según estudios posteriores de lo descrito por Raposo se deduce que no tenía idea donde se encontraba, ya que según su relato se desplazó 50 millas más abajo y se encontró con un río no identificado y puedo divisar "dos hombres blancos en una canoa". Luego de largos meses en la selva apareció por Paraguassu.

Fawcett leyó toda esta aventura de Francisco Raposo y se documento de otras personas y estudiosos llegando a la conclusión que la descripción de Raposo era de la famosa Ciudad Perdida que han buscado tantos exploradores, aunque también estaba convencido que no existía solo aquella ciudad perdida sino habían muchas más. Su imaginación se adorno más aún cuando en el año 1907 Fawcett recibió la confesión de un administrador de una dependencia de colectores de caucho, de origen francés que le confesó:
"Mi hermano subió por el Tahuamanu en lancha y un día oyó decir que estaban cerca de los indios blancos. De improviso él y sus hombres fueron atacados por salvajes, completamente blancos, apuestos, de pelo rojo y ojos azules y que luchaban como demonios, y cuando mi hermano mató a uno de ellos los demás recobraron el cadáver y huyeron con él, la gente dice que no existen tales indios que son mestizos pero quienes lo han visto piensan de manera diferente".
Fotografía tomada por Brian Fawcett de la tumba en que Orlando Villas Boas encontró los huesos en 1951. Los estudios de 1952 demostraron que los huesos no pertenecían a ninguno de los miembros del grupo de Fawcett. El misterio se ahondó porque los indios Xingú en cuyo territorio fueron descubiertos los huesos nunca entierran a sus víctimas. Aún no hay respuesta al enigma de qué le ocurrió al grupo. 
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Todos estos relatos y experiencias se fueron juntando y dieron una estructura de la actuación posterior de Fawcett en sus expediciones. Una de las más peligrosas aventuras que le tocó vivir a Fawcett ocurrió en 1913 y según sus propias palabras ocurrió lo siguiente:

En cuanto llegó de La Paz mi amigo Manley, nos despedimos y partimos hacia la frontera brasileña. Atravesamos la región de los indios Yanaiguas que a veces atacan a los viajeros pero no nos topamos con ninguno. En las selvas bajas, más allá de San Ignacio, caminamos seis días seguidos a través de bañados de lodo y agua. Pasamos la estancia San Diego, luego la Selva San Matías *Villa Bella*. Después de bogar 11 días por el río Meuqens, nos encontramos con el Barón Erland Nordenskiold; quien en compañía de su valerosa esposa investigaba las tribus indias del Guapore. A doce millas hacia el Este había unas colinas que el Barón consideraba imprudente visitar, es seguro que allí hay tribus salvajes -observó- todos hablan de caníbales grandes y velludos. Me reí y afirmé: pronto lo sabremos pues vamos allá. Cargados de pesados bultos dejamos el río Mauqens y días después arribamos a unas llanuras pastosas, las primeras colinas de Sera dos Precis.
Posteriormente entramos a una selva y tres semanas después llegamos a un camino ancho que denotaba mucho tránsito. Salvajes -dije- y nos encaminamos por el camino nuevo. Después de varias plantaciones llegamos a un claro, había dos cabañas en forma de colmena. Mientras observábamos salió un niño de color cobrizo con una nuez en la mano y un hacha en la otra. Se sentó en cuclillas y comenzó a martillar la cáscara. Se había corrido para mí el velo del tiempo, para revelar un aspecto del lejano pasado, una ojeada a la prehistoria. La nuez se partió, el niño lanzó un gruñido de satisfacción y se echó la semilla en la boca. Fawcett silbó y advirtió gran alboroto en la tribu e instantes después fue rodeado por los hombres con arcos y flechas.

Por fin habían aceptado nuestra amistad y el jefe mismo compartió nuestro alimento. Poco después supe que este era el pueblo de los Maxubis, creo que este pueblo al igual que muchos otros del Brasil descendía de una civilización más elevada. En una de sus aldeas había un hombre peligroso de ojos azules que no era un albino. Adoran al sol y uno o dos hombres tienen la obligación de saludar todos los amaneceres al Sol con voces musicales. Era la música de un pueblo desarrollado, no de salvajes. Tenían nombres para todos los planetas y llamaban a las estrellas Vira-Vira, curiosamente sugestivo -afirma Fawcett- con los Viracocha de los Incas al Dios Sol. En todo sentido indicaban un estado superior más que evolución al salvajismo. Los Maxubis nos advirtieron sobre los Maricoxix, tribu de caníbales que habitaban más al Norte.

Este relato aportado por el mismo Fawcett nos da una idea como se fue gestando dentro del explorador que una supercivilización habitaba en una Ciudad Perdida entre la enorme jungla del Amazonas, más aún cuando en el año 1920 en el rancho del Coronel Hermeregildo Galvao, le contaron que un jefe indio de la tribu Nafaqua, cuyo territorio quedaba entre los ríos Xingu y Tabatinga, aseguraba conocer la ciudad que vivían los indios que hablaban de casas alumbradas con estrellas que nunca se apagan. Fawcett cuando escuchó esta afirmación de dicho Coronel afirmó tajantemente:


OTRAS COINCIDENCIAS

Según Tatunca Nara, existen tres ciudades habitadas aún sin descubrir. Ellas se llaman Akakim, Akakor, y Akanis (nombres que traducidos significarían Fortaleza uno, Fortaleza dos y Fortaleza tres respectivamente:

Precisamente el jefe indio habló que antes de llegar a Akakim, una de las ciudades de sus antepasados, había una cadena montañosa y tres pirámides ocultas por la maleza y la exuberante vegetación. Tiempo después fueron descubiertas estas pirámides por una expedición brasileña que comandaba un arqueólogo de apellido Brändao, y de quien anteriormente se había sospechado de "zancadillar" las expediciones extranjeras.
"Esta fue la primera pero no la última vez que oí hablar de las luces permanentes, encontradas en antiguas casas por esa civilización olvidada. Este medio descubierto por los antiguos aún no ha sido redescubierto por los científicos hoy en día".

Existen una serie más de anécdotas, recopilación de relatos y averiguaciones realizadas por Fawcett que avalan la existencia de esta Ciudad Perdida que fue encontrada por Francisco Raposo en el año 1743. Las descripciones no dejaron de sumarse en la época a una infinidad de ciudades misteriosas donde habitaban unos indios que tenían piel blanca cabellos rubios incluso se les describía con ojos azules.
Jack Fawcett, hijo del coronel Fawcett, y Raleigh Rimell en el campamento del Caballo Muerto. Desde allí es desde donde los hombres pensaban viajar hacia el noroeste hasta el Xingú y desde allí a la selva. En la última carta de Fawcett a su mujer mencionaba que ya estaba preocupado por Rimell, que se había herido las piernas y aún tenía vendas.

Otros relatos hablaban que en la región de Congugy se habían encontrado misteriosas descripciones en las rocas, lo cual resultó cierto y que hasta hoy en día no han sido descifradas. También llegó a oídos de Fawcett una historia de un anciano que años atrás siguiendo la huella de un buey que se había extraviado se encontró de pronto en una plaza de una gran ciudad. Allí vio en el centro la estatua de un hombre alto y el anciano totalmente fuera de sí huyó del lugar. Para avalar más aún la existencia de una Ciudad Perdida entre la jungla, Fawcett también prestó atención a un relato en la estancia de Morro Da Gloria. En esta historia se hablaba de un mestizo del río Peixe que se perdió en la selva de Serra Geval, al Este. Subió una colina y vio, al llegar, una planicie con una ciudad con entrada de formas de arco. También expresó este mestizó haber visto personas en la ciudad lo cual le hizo desistir de acercarse a ella.

Todas estas historias y leyendas que en la época de Fawcett eran continuas y descritas por muchas personas hicieron que quizás inconscientemente Fawcett adentrara en su interior y que estaba en el camino de encontrar una civilización perdida. Muchas veces se expresó sobre la civilización Olmeca que quizás eran una raza tan antigua que habían tenido el contacto con una raza de gigantes ya que sus antepasados se jactaban de haber destruido el último de los gigantes en la tierra. Igualmente con los toltecas que los identificaba como una raza extraña al analizar sus rasgos físicos: ojos azules, color cobrizo de piel, rasgos finos, etc., lo que le hacia ver como un pueblo transplantado a ese lugar cuyos orígenes se desconocen.

LA EXPEDICIÓN DEFINITIVA Y SU DESAPARICIÓN

Percy Fawcett reunió el dinero para financiar la expedición despertando el interés de varias sociedades científicas y también por la venta de los derechos de sus relatos a la North American Newspaper Alliance, libro del cual hemos extraído la mayoría de los diálogos y experiencias con referencia a la personalidad de Fawcett.

Los componentes de la última exploración fueron, su hijo Jack, que era un verdadero gigante de casi dos metros y algunos centímetros más, deportista y naturista por excelencia, un amigo de Jack que se llamaba Raleigh Rimell, es descrito como una persona alegre, y que hacia la pareja ideal con Jack, ya que los unía una amistad de muchos años, y por último el mismo Percy Harrison Fawcett. La expedición también incluía varios portadores, 8 mulas y dos perros llamados Pastor y Chulim.
Según palabras del propio Fawcett la expedición partió desde el Campamento llamado Caballo Muerto localizado a 11° 43" Sur y 54° 35" O. Se visitaría en primera instancia la Torre de Piedra, monumento pétreo de procedencia desconocida que era una especie de tabú para las tribus cercanas ya que según relatos indígenas esta piedra emitía luces extrañas por la noche. Luego se seguiría por el río Xingu y el Araguaya y seguiría por el lecho de este río hasta el Norte 10° latitud Sur. Pasando por Santa María de Araguaya desde allí se cruzarían los ríos Tocatins en Pedro Alonso. El camino quedaría registrado bajo los paralelos 10° 30" y 11° hasta el terreno alto en los estados de Goyaz y Bahía, región totalmente desconocida y habitada por tribus salvajes en aquellos años. Fawcett cree que en este sitio ya es posible encontrar algunos vestigios de ciudades que se desconocen hasta el momento (año 1925) y posiblemente esté la ciudad que encontró el personaje llamado Francisco Raposo en el año 1743. La ubicación de esta ciudad sería 11° 30" Sur y 42° 30" Oeste. Otro hijo de Fawcett llamado Brian, años más tarde haciendo averiguaciones con personas relacionadas con la selva y el mismo Gobierno brasileño aseguraron con certeza que estas coordenadas estaban equivocadas y era imposible realizar la misión bajo estas pautas, y mucho menos en nueve días como tenía programado la expedición de Fawcett. Incluso aviones que sobrevolaron esta región en ningún momento detectaron en los últimos años vestigios de ciudades abandonadas.
Huesos exhibidos en un museo antropológico de Río de Janeiro como restos de Fawcett. Fueron encontrados en 1951, en una tumba poco profunda en la jungla.
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Jack el hijo que acompañaba a Fawcett describe en su diario de viaje una serie de acontecimientos que nos da un poco de luz referente a lo difícil que estaba resultando la expedición

Jack además de recoger varias anécdotas y mas relatos, en referencia a una super-civilización que habitaría estas remotas tierras, donde describen "ruidos de máquinas identificadas como cohetes", "esqueletos de animales gigantes desconocidos" "bombas elevándose a los cielos y luego cayendo a la selva", "construcciones prehistóricas", etc., también nos habla de las famosas ciudades iluminadas con luces que nunca se apagan, aunque reconoce que no concuerdan con los paralelos y coordenadas que ellos llevaban.

La incógnita y el misterio de esta expedición se disparan cuando se conoce que el mismo Fawcett dejó escrito que no se hicieran gestiones para buscarlos hasta el año 1927 en caso de no tener noticias de la expedición, además había vendido todos sus derechos a una editorial americana. Más misterio se añade cuando se logra determinar por expertos que las coordenadas dadas por Fawcett eran imposibles ya que el mismo se hubiera dado cuenta de su error. En este punto se baraja la posibilidad años más tarde que el mismo Fawcett lo hizo de adrede con pleno conocimiento de su error con un fin aún no determinado. Estas hipótesis se refuerzan más cuando a los dos años de su desaparición su hijo menor Brian y un periodista americano de apellido Diostto, logran gestionar una expedición para saber algo más respecto de esta desaparición.

Estas nuevas gestiones llegan a unas sorprendentes conclusiones. Se determina con certeza que efectivamente esas coordenadas son imposibles ¿Lo hizo a propósito Fawcett?

También se logró detectar que los porteadores que llevaba la expedición no habían desertado como había expresado Fawcett en sus dos últimas cartas enviadas por estos mismos porteadores al campamento de Caballo Muerto. Los porteadores expresaron que en un punto que no saben determinar donde fue, Fawcett los despidió y devolvió a su lugar de origen, queriendo quedarse solo con sus acompañantes de expedición, las ocho mulas y los perros que llevaban. ¿Acaso Fawcett sabia claramente donde estaba?

Claro está que las dos últimas cartas hablan que uno de los expedicionarios, Rimell, había sido mordido gravemente por las garrapatas y las heridas se habían deteriorado gravemente, pero Fawcett a pesar de mostrar preocupación no desiste de su misión y la expedición en conjunto tampoco.

El periodista Diostto y el hijo menor de Fawcett en el año 1928 logran contactar con algunas tribus salvajes y logran ver un medallón en uno de los hijos de un cacique; un medallón que pertenecía a Fawcett, ya que decía en el reverso “SILVER Cº”. También logran determinar otro objeto de Fawcett, un cofre que seguramente llevaba con él. La observación de estos detalles nos hace pensar que Fawcett los regaló con el propósito de ganarse la amistad de los jefes de las tribus, o que la expedición corrió la peor suerte al encontrarse con la terrible tribu de los murcegos que eran caníbales.

LA LEYENDA DE LOS UGHA MONGULALA

Entre las muchas leyendas existentes de "hombres blancos" que vivan en el Amazonas en una Ciudad hasta ahora ilocalizable, no se puede dejar de mencionar la historia recogida por Ferninand Schmid, piloto de aerolíneas Swissair, quien en la ciudad de Manaus, último enclave civilizado antes de entrar a la jungla, le abordó un indígena que se identificó como Tatunca Nara, jefe de los Ugha Mongulala. Este indígena le relató que por los años 1939 su pueblo recibió la visita de unos 3000 alemanes quienes cuando terminó la Guerra se quedaron y se fusionaron con la gente de su tribu. El símbolo de la esvástica era común entre los indígenas e intercambiaron conocimientos mutuos, igualmente que secretos y tesoros que esta tribu guardaba por siglos, a cambio los alemanes le dieron una nueva tecnología para aplicar en caso de ser descubiertos.

Este fantástico relato llego a oídos del periodista Karl Brugger, quien reunió todos los antecedentes del caso en un libro llamado "Crónica de Akakor".

Para comprobar dichas historias se programaron varias expediciones donde estuvo incluso vinculado Erich Von Däniken, pero siempre ocurrieron hechos desgraciados que dieron por el suelo con todos los intentos. El misterio se agranda cuando el mayor difusor de Akakor, Karl Brugger muere asesinado el día 3 de Enero de 1984 en calles de Río de Janeiro y se descubre que en su pecho tenía tatuada una tortuga igual a la que tenía Tatunca Nara.

Solo nos queda pensar que el alemán pudo realizar algún pacto con el jefe indio para adentrarse en el misterio de Akakor.

Aparte de todas estas conjeturas queda el misterio de por que razón Fawcett despidió a sus portadores que eran esenciales para lograr el éxito de la misión, y por qué trato de engañar con coordinadas falsas su verdadera ubicación.

En los años posteriores a 1927 son innumerables los testimonios de personas que dijeron haberse encontrado con ingleses delirando en las cercanías de la selva amazónica diciendo ser Fawcett, pero ninguno de estos testimonios tuvieron una confirmación certera de sus familiares. Además durante los años posteriores también aparecieron varias personas sensitivas que dijeron haber recibido mensajes telepáticos de Fawcett. En dichos mensajes expresaba estar vivo y sin problemas de ningún tipo.

Al paso de los años el misterio de esta expedición sigue en pie, y ahora que el Amazonas será cruzado por frías autopistas puede que nos entregue ciertos hechos que han permanecido durante muchos años ocultos en sus entrañas, y también aflore la Ciudad Perdida que tanto soñó Fawcett y que dio su vida para encontrarla.

Autor: Raúl Núñez, en Barcelona, 15/02/2000.
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 ¿TAN EQUIVOCADO ESTABA FAWCETT?

Muchas historias de viejos indígenas, las mismas historias de Tatunca Nara e incluso narraciones de los bandéiras (recolectores de caucho) de principios de siglo, se han confirmado con el tiempo o, por lo menos, han demostrado tener una base verdadera y sostenible para investigar. Por ejemplo:

-En Abril de 1973 la organización FUNAI descubre una tribu de indios blancos en las zonas altas del río Xingú.

- En el mes de Mayo durante un trabajo de investigación en el Pico de Neblina, los guardias fronterizos establecieron contactos con unos indios que eran dirigidos por mujeres.

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En Junio de 1973, varias tribus indígenas fueron vistas en la región de Acre, que hasta entonces se había supuesto "libre de indios".

Las razones expuestas más arriba nos indican que aún esta selva del Amazonas no nos ha dicho todo lo que esconde en sus extrañas. Tiempo al tiempo.
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BIBLIOGRAFÍA:

NORTH AMERICAN NEWSPAPER ALLIANCE (Biblioteca Histórica de la ciudad de Miami, Florida, USA)

A TRAVES DE LA SELVA AMAZONICA (EXPLORACION FAWCETT) Editorial Zig-Zag. Santiago de Chile. Año 1978.

LAS PRUEBAS MATERIALES DE LA TIERRA HUECA Autor: Rector Antonio Picco. ED. particular.

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