Delegación fundada el 3 de Abril de 2003

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NUESTRO MUNDO
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FIGURA SIN CLASIFICAR DE RASGOS NORDICOS EN MULCHEN
¿Oscar Fonck Sieveking tenía razón?
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Muchos rumores habíamos escuchado, incluso de la existencia de unas rocas con runas grabadas también en la zona, pero hechos concretos no existían en nuestro poder. Luego de varias gestiones en el ámbito universitario y de contacto con algunos incógnitos sabios desperdigados que deambulan por Chile sin el reconocimiento de nadie, logramos encontrar parte de esta incógnita.

Nuestras indagaciones nos llevaron al Instituto Agrícola El Vergel, perteneciente a la Corporación Metodista de Chile, dentro de sus tierras se encuentra el Museo Regional Dillman S. Bullock. Este pequeño Museo con gran calidad didáctica y dedicación, está dirigido por la Sra. Rosana Campos Jara. El domingo 13 de julio de 2004, nos recibió Don Carlos Dillman Márquez Jones, Conservador del Museo, quién pese a estar en plena restauración del local nos atendió con una gran profesionalidad, lo cual agradecemos sinceramente. Nuestro amigo Dillman Márquez fue el encargado de ponernos en contacto con esta pieza única de museo y darnos una reseña del porque estaba en este lugar y quién era el artífice de toda esta labor.
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LA HISTORIA DE ESTE RECINTO
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Dillman S. Bullock, es el Fundador de este Museo donde nos presentamos. Ingeniero Agrónomo titulado en los Estados Unidos, llego en un lejano año 1912 a la zona indígena de Temuco, donde dio sus primeros pasos en tierras chilenas. Curiosamente aprendió primero la lengua mapuche que el propio castellano. Estudio postgrado, Bachillerato, y obtuvo Master en Ciencia y también en el tema Agrícola. Fue Administrador y Director de la Escuela Agrícola de la región y realizó toda una labor científica, didáctica y también espiritual, ya que era pastor de la Iglesia Metodista. También fue Miembro Honorario de la Academia de Ciencias Naturales de Chile. Dejo un legado importante en la región y entre estas cosas ocurrió lo siguiente en cuanto a la pieza curiosa que buscábamos.
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En el mes de Noviembre del año 1964, un visitante al Museo Dillman S. Bullock, entregó al Señor Dillman S. Bullock, una extraña figura que había encontrado alrededor de los años 1954 al interior de Mulchén, no muy lejos de los primeros cerros subiendo hacia la Cordillera de los Andes.
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Este visitante de nombre, según nuestros datos era Francisco Von Plate, arando en un potrero de tierra negra rica en materias orgánica, fijó sus ojos en una pequeña figura que sobresalía de la tierra y que felizmente recogió y guardo varios años hasta que la llevó al Museo Dillman S. Bullock., donde este científico y pastor metodista Dillman S.Bullock, la examinó, y realizó consultas a varios estudiosos del mundo para que revisaran este hallazgo para poder catalogarlo entre las culturas de la zona, o tener una idea más cercana que era lo que se había encontrado realmente.

Nos limitaremos a las mismas explicaciones y descripciones dadas por el propio Dillman S. Bullock en la Revista Universitaria (UCCH) y que hemos retomado en un pequeño fascículo que ofrece el Museo Dillman S. Bullock..

El objeto es pequeño de unos 122mm de largo por 31 mm en su parte más gruesa. Pesa solamente 159 gramos. Su forma es más o menos cilíndrica, algo plana y más ancha hacia la punta. Hacia la otra punta disminuye en diámetro y termina algo redondeado. La superficie es áspera y no demuestra en ninguna parte desgaste por algún uso. El material es roca granular, algo fina de mica negra (biotita) cementada con cuarzo o tal vez feldespato. El color es gris oscuro, casi negro. A la luz del sol, las hojuelas de la mica reflejan como diamante. Gracias a este reflejo de sol, fue descubierto por el hombre que araba.

Según Bullock, lo más importante de este objeto es una cabeza humana esculpida en la parte más ancha de la piedra, ocupando casi exactamente la mitad de ella. Representa la cabeza de un hombre con bigotes y barba y con un capote que la cubre toda, dejando solamente la cara descubierta.

Nuestro encuentro con la buscada figura nos dejo perplejos. La primera impresión que tuvimos fue de estar ante un verdadero vikingo, un nórdico en todo el sentido de la palabra.

Una vez recobrados de la primera impresión, confirmamos que casi todas las personas con conocimiento de la materia que han visto el objeto, han dicho que la cara es “nórdica”

En este punto es importante añadir que, no nos encontrábamos bajo la influencia de nuestros pasos por Rocas de Santo Domingo siguiendo los estudios y apreciaciones de los trabajos realizados por Oscar Fonck Sieveking algunos años atrás. La figura en ningún momento representa nada con respecto a culturas relacionadas con Chile o mapuche.

Algunos detalles llaman la atención de la figura descrita. Por ejemplo, la presencia de dos hoyos pequeños a ambos lados de la cara a la altura del ángulo de la mandíbula inferior. Este detalle hace pensar que podría ser usado colgado al cuello por medio de un cáñamo y hacer el efecto de un talismán o amuleto de buena suerte.

El Sr. Bullock se preocupo de enviar fotos con la figura a varios colegas científicos en el mundo, varios de ellos especialistas en diferentes culturas. Una de estas personas fue el Sr. Henry Wassén, Director del Departamento Americano en el Museo Etnográfico de Goteborg, Suecia quien contesto textual:

“En cuanto a este artefacto, no puedo darle ninguna sugerencia de ninguna clase. Uno de mis colegas hizo la sugerencia que posiblemente podía ser el trabajo de algún marinero, o una imitación de algún artículo de la Isla de Pascua”

El Sr. Bullock también escribió al Dr. Junius B. Bird, Director de la Sección Sudamericana de Arqueología en el Museo Americano de Nueva York. Luego se pidió opinión al Sr. Roberto Sonin del Museo de Brooklyn, especialista en Historia del Arte. Otro lugar donde se escribió pidiendo alguna luz sobre esta figura fue al Metropolitan Museum of Art en Nueva York Las opiniones no dieron luz alguna a la extraña figura, algunas de las opiniones hablaban del trabajo de un artesano chileno o peruano del Siglo XVIII y no español. El Señor Henry Wassén termino su carta diciendo “Dudo que pueda obtener más información y este objeto tendrá que quedar como un enigma”

Otro Doctor consultado fue Clifford Evans de la oficina de Antropología del Museo Nacional en Washington, quien con un equipo de consultores determinó que la pieza no era precolombina y correspondía al período colonial. La Doctora. E. Boyd del Museo del Estado de Nueva México, quien era una de las mejores especialistas de la cultura hispanoamericana de la época expresó en un escrito sus conclusiones:
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Yo puedo contestar solamente en forma negativa. La escultura no es parecida a ninguna otra en piedra, madera, hueso o marfil, del periodo colonial que he visto, o aún ilustrada.

· Los bigotes y barba no son españoles de ningún período. Están tan bien confeccionados que muestran hasta el cabello.

· La cabeza es de tipo nórdico, escandinavo o aún tártaro por sus caracteres físicos, pero con influencia de tradiciones del oeste y norte de Europa.

Las sugerencias seguidas de estas conclusiones por la Doctora Boyd son respecto a que puede ser el trabajo de algún marinero de uno de los muchos veleros que durante tantos años pasaban por los puertos chilenos. Dice que tal vez fue vendido o canjeado y así llegó a Chile. Agrega en su carta que el objeto no se ve gastado o viejo en ningún sentido y descarta que sea de uso ceremonial o religioso. Todo esto indica el desconcierto entre los científicos y estudiosos de la época cuando el Sr. Bullock pidió una opinión al respecto de esta extraña figura encontrada en Mulchén.

En la búsqueda de darle una explicación a esta pequeña figura, no ha faltado la mención de otorgarle un origen románico, según mención del Sr. Dillman Márquez, pero hablar de algo definitivo y concluyente aún no hay nada claro.
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No podemos omitir la opinión del Profesor Carlos Munizaga de la Academia Chilena de Ciencias Naturales y Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad de Chile, quien hace mención a Bullock que en el norte de Chile existen unas curiosas formas de estatuillas que él estudioso denomina “Momias estatuillas” y que están relacionadas con aborígenes de Arica y sus ritos funerarios. También en la literatura arqueológica argentina, se encuentran figuras cuneiformes, pero el científico chileno no se atreve a relacionarlas con las chilenas.

Munizaga hace mención al detalle del “turbante” que se ve en la figura encontrada en Mulchén y que ciertas momias del norte de Chile usan algo similar. Al profesor chileno le llama la atención la denominación de origen supuesto “Tártaro” que alude la Sra. Boyd de Nueva México, y deja puertas abiertas a cualquier posibilidad desconocida ya que los detalles del mundo aborigen de Arica es aún muy poco conocido y menos estudiado en profundidad, pero la alusión a las momias del Norte de Chile es lo más razonable, concluye, el interesante escrito del Profesor Carlos Munizaga.

Ante este pequeño escrutinio de opiniones de la época se podría concluir diciendo que el gran porcentaje de consultados, se podrían resumir varios puntos.
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•  Es un objeto rarísimo. Las opiniones no mencionan otro parecido. (excepto el Prof. Munizaga)

•  La figura representa un tipo del norte de Europa

•  Se denominan los siglos XVI al XVIII como posibles de su llegada a Chile

•  Se menciona a marineros extranjeros que lo hubieran introducido en el país

•  No es un artículo ceremonial o religioso

No representa nada relacionado con lo español de ninguna época
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Ante este panorama tan confuso en cuanto al origen de la extraña figura, lo único realmente claro que podemos decir que a la fecha aún no hay nada en concreto respecto a su origen. Las preguntas nuestras son las mismas que se hacia el Sr. Dillman S. Bullock ¿Qué uso tenía realmente esta pieza? ¿Quién lo hizo? ¿De dónde ha venido? ¿Cómo llegó a Chile y al lugar donde fue hallado?

¿Una prueba más a favor de Oscar Fonck Sieveking que una avanzada nórdica llegó a tierras del antiguo Chile y exploró remotos parajes de nuestro territorio?

No obstante, pese a todo lo expresado anteriormente, hay que tomar en cuenta que estas similitudes arqueológicas, o “piezas descolgadas de archivos oficiales” encontradas en lugares desplazados de su supuesto origen, no siempre significan resultados definitivos. Es el caso de los ex votos, pequeñas figuras talladas en piedras o maderas, algunas de ellas catalogadas como de origen ibérico de los siglos I al V a.c. Estas figuras se consideran ofrendas al dios Endovélico, como acción de gracia, y su similitud es muy aproximada a divinidades egipcias, griegas, romanas y púnicas. Algunas de estas figuras, incluso confeccionadas de bronce son de 9 cms de altura por 20mm de anchura y fueron encontradas en las Cuevas de Vilches en la localidad de Castellar de Santisteban (Jaén, España) y como curiosidad algunas de ellas son idénticas a los moai de la Isla de Pascua. Pequeños moai en el Sur de España, con rasgos idénticos a los que todos conocemos. ¿Cómo llegaron estas figuras a esta región de la Península Ibérica?
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En las fotos personal del Museo Dillman S. Bullock muestran a Ramón Navia-Osorio, presidente del IIEE de España y a Raúl Núñez de la delegación chilena del IIEE, el interesante material que disponen en sus dependencias. Desde artesanía ancestral mapuche hasta la curiosa figura de este “nórdico” encontrado en las cercanías de Múlchen el año 1954
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Se sabe que existen otras de estas figuras ex voto, en los sótanos de museos de España, como son el Museo de Historia y Antropología de Madrid y el Museo de Ciencias Naturales de Sevilla que permanecen inclasificables. Todo esto nos hace pensar que en tiempos pasados algunas culturas se acercaron, intercambiaron o simplemente dejaron huella de su paso por tierras lejanas, haciendo no descabellada la idea que esto fuera posible, a pesar de ser ignorado por nuestra historia reciente.

Existen muchas teorías respecto a la conexión marítima que puede haber existido en tiempos remotos entre lugares específicos. En estos mismos apartados de Actividades del IIEE hemos mencionado algunas hipótesis – entre otras - la teoría de Antonio Ribera Jordá quién nos hablaba de la supuesta llegada de Ptolomeo III, una dinastía egipcia a nuestra Isla de Pascua.

Existen otras curiosas teorías respecto a un ordenamiento numerológico que de alguna forma demostraría una conexión entre la Antigua Tartesos, el Cuzco, Pascua y Tassili. La distancia entre la Atlántida Norte a Tartesos (pasando por Tassili) hay 3000 millas de distancia, la figura es la de un triángulo obtusángulo, mientras de la Atlántida Norte y Cuzco también hay 3000 millas y del Cuzco a Isla de Pascua otras 3000 millas. Esta gestación del triángulo (en nuestro hemisferio boreal) como la denomina su autor. Enrique A. Lamich sería un mensaje de que en un pasado existieron “exploraciones planeadas” con una antigüedad de 10.000 años. Aunque estas teorías a veces nos parezcan desproporcionada nuestro afán es mantener mente abierta a posibilidades que no hayan sido estudiadas por la oficialidad instaurada hasta hoy en día y quedan aquí expuesta para conocerlas y en lo posible para debatirlas.

Valga todo esto para que la figura encontrada en Mulchén tenga que ser clasificada con las técnicas más avanzadas en la determinación de fechas, y tratar de dar un poco más de luz a su origen, es la única esperanza que nos queda. Esta posibilidad es un antecedente más a tener en cuenta, puede ser que con una datación y aplicación de técnicas modernas en esta figura se pueda ayudar a catalogar otras figuras descolgadas de lugar y tiempo.

Participaron Equipo IIEE
Ramón Navia-Osorio
Raúl Núñez
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